lunes, 15 de agosto de 2011

15 de Agosto La Asunción de la Virgen María al Cielo



Sólo la Niña aquella, la Niña inmaculada,
La Madre que del hijo recibió hermosura,
La Virgen que le dice a su Creador criatura,
Sólo esa Niña bella al cielo fue elevada.


¡Cuán admirable es el triunfo de María! Entra en el cielo con cuerpo y alma; los ángeles salen a su encuentro; el Padre eterno la reconoce como Hija, Jesucristo como Madre, el Espíritu Santo como Esposa.
Es elevada sobre los coros de los Ángeles y colocada en un trono al lado de su Hijo. Valor, ¡alma mía!, nada hay que no puedas obtener por medio de la Madre de Dios. Su poder es infinito y su amor es igual a su poder

 Celebramos a María porque es asunta al Cielo en cuerpo y alma

La saludamos con Sta. Isabel:
¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre...Bienaventurada tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Te saludamos María porque has sido especialmente elegida, bendecida y santificada para ser la Madre de Dios, porque te has entregado al plan del Padre sin condiciones, porque Cristo ha premiado tu fidelidad. Por eso, eres asunta al Cielo en cuerpo y alma.
  
Con María, damos gracias y bendecimos los designios del Padre, que se han realizado por Cristo en el Espíritu Santo: Magnificat... Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
Nosotros, los hijos de María, estamos alegres por el triunfo pleno de nuestra Madre en la Asunción. 

El amor misericordioso de Dios ha triunfado sobre la humildad de su esclava. Por eso, reconocemos la grandeza de Dios, su santidad y su poder que han hecho obras grandes en María que culminan en la Asunción.


  Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la inmaculada Virgen María, madre de tu Hijo, haz que nosotros, ya desde este mundo, tengamos todo nuestro ser totalmente orientado hacia el cielo, para que podamos llegar a participar de su misma gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. 


 
 

domingo, 26 de junio de 2011

SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO




“Todo fue así: tu voz, tu dulce aliento
sobre un trozo de pan que bendijiste,
que en humildad partiste y repartiste
haciendo despedida y testamento”

Señor Nuestro Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, concedenos venerar de tal modo los sagrados misteriosde Tu Cuerpo y de Tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de la redención tu que vives y reinas.

Yo Soy el Pan Vivo bajado del cielo;todo el que como de este pan vivirá eternamente. Aleluya!

!Oh Sagrado banquete en que Cristo se da como alimento! En el se renueva la memoria de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la futura alegria. Aleluya.

Presencia real en la Sagrada Eucaristía.

¿Qué quiere decir presencia real?

Digámoslo con las palabras del Catecismo (n. 1374), para las que el Espíritu Santo nos dará su luz para entender y también el ardor del corazón para dejarnos abrazar por esa presencia. Presencia real significa que en el sacramento de la Eucaristía están contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero. El Santo Cura de Ars, con un lenguaje sencillo y directo decía señalando el sagrario: “Ahí está Jesús, el que nos ama tanto”. Cuando estamos delante de él, podemos decir con total seguridad: estoy delante de Jesús, estoy delante de Dios.

“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”. Un triple mensaje en el que se entrecruzan los tiempos y la historia.

■“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo”. Una mirada a un pasado cercano. Como el antiguo mana también Jesús ha venido de Dios. Él es el pan definitivo. El don de Dios para el hambre de los hombres. Para esa hambruna de sentido y de armonía que no logra saciar ninguno de los bienes de este mundo.

Señor Jesucristo, que te entregas a nosotros en los signos del pan y del vino, agradecemos tu entrega y tu presencia y te pedimos que nos ayudes a sentarnos a tu mesa con sincero ánimo de hermanos. Amén.

domingo, 19 de junio de 2011

SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD



Dios Padre,que has enviado al mundo la palabra de verdad y el Espíritu de santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que al profesar la fe verdadera, reconozcamos la Gloria de la eterna Trinidad y adoremos la unidad de tu majestad omnipotente. Por Nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo.

Bendita sea la Santísima e indivisible Trinidad, que ha creado el universo y lo gobierna, bendita sea ahora y simepre y por todos los siglos.
A ti Dios Padre  no engendrado, a Ti, Hijo Único del Padre, a Ti  Espirítu Santo Paráclito, Santa e Indivisa Trinidad, te confesamos con todo el corazón y con los labios, te alabamos y te bendecimos. !Para Ti la Gloria por los Siglos !!

En el evangelio Jesús nos revela el misterio más grande que existe, es un dogma de fe, es decir, una verdad que debemos creer, si nos llamamos cristianos. Cada vez que rezamos el Credo, decimos creer en un solo y único Dios, que es Padre Creador, que es Hijo Redentor y que es Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida y Santificador.

El misterio de la Santísima Trinidad, es uno de los "misterios escondidos en Dios, -que como dice el Concilio Vaticano II-, si no son revelados, no pueden ser conocidos" Y, aun después de la Revelación, es el misterio más profundo de la fe, que el entendimiento por sí solo no puede comprender ni penetrar.

En cambio, el mismo entendimiento, iluminado por la fe, puede en cierto modo, aferrar y explicar el significado del dogma, para acercar al hombre al misterio de la vida íntima del Dios Uno y Trino.

Toda la Sagrada Escritura revela esta verdad: "Dios es Amor en la vida interior de una única Divinidad, como una inefable comunión de personas". Son Tres Personas distintas en un sólo Dios

domingo, 12 de junio de 2011

FIESTA DE PENTECOSTES




"Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.
De pronto vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban.
Se les aparecieron unas lenguas como de fuego, las que, separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos; y quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar idiomas distintos, en los cuales el Espíritu les concedía expresarse" (Hch 2, 1-4).

¿Quién es el Espíritu Santo?
 
"Nadie puede decir: ¡Jesús es el Señor! sino por influjo del Espíritu Santo" (1Co 12,3)
"SI ustedes me aman, guardarán mis mandamientos, y yo rogaré al Padre y les dará otro Defensor que permanecerá siempre con ustedes. Este es el Espíritu de Verdad…. En adelante el Espíritu Santo Defensor, que el Padre les enviará en mi nombre, les va a enseñar todas las cosas y les va a recordar todas mis palabras. … En verdad, les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Defensor no vendrá a ustedes. Pero si me voy se lo mandaré. Cuando él venga, rebatirá las mentiras del mundo…. Tengo muchas cosas más que decirles, pero ustedes no pueden entenderlas ahora. Pero cuando Él venga, el Espíritu de la Verdad, los introducirá en la verdad total".

PENTECOSTES

Los cincuenta días pascuales y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. No son fiestas aisladas de acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único misterio.
Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él.

La Fiesta de Pentecostés es como el "aniversario" de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa, infundiendo sobre ella sus siete dones, dándoles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir, bautizar y enseñar a todas las naciones.

Es el mismo Espíritu Santo que, desde hace dos mil años hasta ahora, sigue descendiendo sobre quienes creemos que Cristo vino, murió y resucitó por nosotros; sobre quienes sabemos que somos parte y continuación de aquella pequeña comunidad ahora extendida por tantos lugares; sobre quienes sabemos que somos responsables de seguir extendiendo su Reino de Amor, Justicia, Verdad y Paz entre los hombres.

La fiesta de Pentecostés recuerda la llegada del Espíritu Santo sobre los discípulos otorgándoles la inspiración para cumplir aquella misión encomendada por Jesús. Vayan y proclamen la Buena Noticia a todos los pueblos…

"No quiero que os quedéis estancados, sino que siempre continuéis trabajando en la obra Redentora de mi Hijo Jesús, todos, todos mis hijos tenéis ésta misión."
(Fragmento del mensaje dado por Nuestra Señora Maria Llave Espiritual de la Fe a Luz Elena Valencia, junio 9 - 2011 Bogotá - Colombia)


domingo, 1 de mayo de 2011

LA FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA



Nuestro Señor se le apareció a la Hermana Faustina Kowalska y le reveló su Divina Misericordia para el mundo.
Estos son extractos de diálogos del Señor con la Hermana Faustina según lo escribió en su diario.
Pinta una imagen de acuerdo a esta visión, con las palabras " Jesús, en vos confío" Yo deseo que esta imagen sea venerada, primero en tu capilla y [después] en todo el mundo. 
  
Yo prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, especialmente a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé con mi propia Gloria.  
Los dos rayos denotan Agua y Sangre. El rayo pálido significa el Agua que hace  las almas correctas. El rayo rojo significa la Sangre que es la vida de las almas.
Estos dos rayos salieron de las profundidades de mi tierna Misericordia cuando mi corazón agonizado fue abierto por la lanza en la cruz.
Fiesta de la Misericordia Divina

Yo quiero que esta imagen sea solemnemente bendecida el primer domingo después de Pascua; ese domingo ha de ser la Fiesta de mi Misericordia.
En ese día, las profundidades de Mi Misericordia estarán abiertas para todos.
Ese día, la plenitud de Mi tierna Misericordia estará abierta. Verteré un océano de gracias sobre las almas que se acerquen a la Fuente de Mi Misericordia. El alma que se confiese y comulgue obtendrá completo perdón de sus pecados y del castigo merecido. (Diario de la Hermana Faustina, 699).

Las almas perecen a pesar de mi amarga Pasión. Estoy dándoles la ultima esperanza de Salvación; esto es, la Fiesta de mi Misericordia

CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA




"!Cuan intensamente deseo la salvación de las almas! Deseo derramar Mi Vida Divina en las almas humanas y santificarlas , si sólo estuvieran ellas dispuestas a aceptar Mi Gracia. Los más grandes pecadores lograrían gran santidad, si sólo confiaran en Mi Misericordia .
Las profundidades más intimas de Mi Ser están llenas hasta derramarse con mi Misericordia, y está siendo regada sobre todo lo que Yo he creado.
Mi deleite es actuar en el alma humana y llenarla con Mi Misericordia  y justificarla. Mi Reino en la tierra es Mi Vida en el alma humana.
Yo mismo soy la guia espiritual de las almas - y Yo las guío indirectamente a través de los sacerdotes - y conduzco a cada uno a la Santidad por caminos conocidos solo por Mí."(Diario de la Hermana Faustina, 1784)

sábado, 19 de marzo de 2011

MARZO 19 DIA DE SAN JOSE

ORACIÓN A SAN JOSÉ DE SANTA TERESA

Glorioso Patriarca San José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, venid en mi auxilio en estos momentos de angustia y dificultad. Tomad bajo vuestra protección las situaciones tan serias y difíciles que os encomiendo, a fin de que tengan una feliz solución. Mi bienamado Padre, toda mi confianza está puesta en Vos. Que no se diga que Os he invocado en vano y puesto que Vos podéis todo ante Jesús y María, mostradme que vuestra bondad es tan grande como vuestro poder. Amén.



Afirma Santo Tomás de Aquino que "hay tres cosas que Dios no podría haber hecho más sublimes de lo que son: la Humanidad de Nuestro Señor Jesucristo, la gloria de los elegidos y la incomparable Madre de Dios, de quien se dice que Dios no pudo hacer ninguna madre superior. Podéis acrecentar una cuarta cosa, en loor de San José. Dios no pudo hacer un padre más sublime que el Padre adoptivo del Hombre-Dios".

A lo que agrega el melifluo San Bernardo: "Ya que todo lo que pertenece a la esposa pertenece también al esposo, podemos pensar que José puede distribuir como le parezca los ricos tesoros de gracia que Dios confió a María, su casta Esposa

 "José, unido como está a Jesús y a María, es como una estrella resplandeciente que protege a las almas que bajo el estandarte de María, traban la batalla de la vida'".


"Cuando Santa Teresa fundó el primer monasterio de la Reforma del Carmelo, le dijo Nuestro Señor: 'Deseo que sea dedicado a San José y lleve su nombre. Este santo guardará una de las puertas y la Santísima Virgen la otra y Yo estaré entre vosotras'".
 "Otra vez, se encontraba Santa Teresa en una sencilla iglesia de los Padres Dominicos, cuando sintió que alguien le colocaba sobre los hombros un hermosísimo manto. Durante unos instantes, no vio quién se lo ponía, pero poco después reconoció a la Santísima Virgen y a Su bendito Esposo San José. La Santa experimentó en su corazón una gran alegría. María habló y mientras Santa Teresa escuchaba esa voz celestial, tuvo la impresión de apretar en su mano la de la Virgen.

'Estoy tan satisfecha de que lo hayas consagrado a San José [a su primer convento de la reforma carmelitana que puedes pedir lo que quieras para tu convento, con la certeza absoluta de que lo recibirás'.
 Los dos Santos Esposos colocaron entonces en las manos de Teresa una piedra preciosa de gran valor y dejaron a la Santa inundada de la más pura alegría y del más ardiente deseo de ser enteramente consumida por la fuerza del amor divino".
No me acuerdo hasta ahora, decía Santa Teresa, de haberle suplicado cosa a San José que haya dejado de hacer.